Cuando me presento
como profesora de español para extranjeros, el 80% de las personas me hacen una
pregunta como esta. Mi respuesta corta es: no
es necesario para mi tener una lengua en común con mis estudiantes, pero es muy
útil. En este post explicaré este tema haciendo referencia a unos pocos
conceptos de enseñanza de lenguas y a mi experiencia.
Yo crecí hablando
español, en ese sentido mi lengua
materna es el español. Para los estudiantes japoneses, el español es una
lengua meta: el objeto de su
aprendizaje. Yo no sé hablar japonés, pero sí sé hablar inglés. Con algunos
estudiantes japoneses que he tenido, el inglés ha servido como lengua vehicular o lingua franca. Es decir, el inglés ha sido
nuestra lengua en común.
Hablar inglés con
mis estudiantes japoneses me ha servido en ocasiones para dar instrucciones y
contestar a preguntas sobre cuestiones culturales importantes para ellos, que
por su nivel no podrían entender en español. Estas son dos de las ventajas de
utilizar en clase una lengua vehicular
con estudiantes de niveles principantes. Además, a la lengua vehicular se le atribuye la función de estrategia metacognitiva.
Ahora, conocer la lengua materna de los estudiantes tiene
grandes ventajas. Con mis estudiantes anglófonos, mi propio conocimiento del
inglés me ha servido para explicarme ciertos errores en su producción
lingüística. Entendiendo, por ejemplo, que su dificultad para manejar las
variaciones de género en sustantivos y adjetivos, tiene que ver con la
inexistencia de esta variable en el inglés.
Por eso, ellos dirán cosas como "la volúmen". Conocer la
lengua materna de los estudiantes permite a los profesores de español hacer
comparaciones y prever el adecuado manejo pedagógico de ciertos elementos del
español (fonológicos, morfológicos, sintácticos, semánticos, etcétera).
Por otro lado, en métodos como el Método Directo se parte del uso exclusivo de la lengua
meta en clase. Algunas ventajas de esta forma de trabajo es que los estudiantes
estarán expuestos a más input en español y harán un esfuerzo consciente por entender
o explicar vocabulario usando la lengua meta. Además, los profesores contamos
con una serie de recursos para gestionar la interacción en clase: gestos,
movimientos, material audiovisual…
En resumen, en el
contexto de la clase de español, al profesor le es muy útil tener una lengua vehicular o conocer la lengua materna de sus estudiantes. Sin embargo, no es una condición para que el proceso
de enseñanza-aprendizaje se lleve a cabo. El inglés me ha servido para entender
mejor a mis estudiantes y ha sido una estrategia para evitarles frustración en
casos muy particulares. Sin embargo, me inclino a negociar el rol de las
diferentes lenguas con los alumnos, pues son ellos los protagonistas del
proceso de aprendizaje. Yo como profesora debo tener en cuenta sus creencias y
peticiones para que se sientan cómodos en clase.
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